"Caelum non animum mutant qui trans mare currunt"

28 de abril de 2012

▪ Dreaming of Paradise



DEL LADO DE ACÁ Y DEL LADO DE ALLÁ: Sueño de otoño con música

El otoño sigue haciendo de las suyas del lado de acá. Y esta vez me hizo soñar que me encontraba del lado de allá. No decía nada a nadie, pero me iba, llegaba, aparecía. Ahí estaba y ahí estabas. Después de esperar un rato en esa esquina, te encontraba, camino al trabajo, y no lo podías creer y entonces te decía remember how I said I’d come some day, baby? How I said I’d come around to see you one day? I said I’d try to find a way to run away, I’d get away some day, gonne come some day, baby. Y entonces respondías I never thought I’d see you again, I never thought I’d get to be with my best friend, never thought I had to tell you again, never thought I had to tell you how I lost my mind again. Y eso me ponía contento y caminábamos juntos, sonriendo, hasta la parada del colectivo, y te seguía diciendo I left alone, I left the world I was running. To be by your side I was dying, alone by your side I was flying. I came alone, I’ve come a long way to get here. Y como el otoño no estaba del lado de acá, no pertenecía a este viaje onírico, lo recordaba allá, lejos, y agregaba the leaves, they fall to my feet at home, they mean nothing to me. Y después, como en todo sueño, pasaban cosas extrañas y un desconocido que caminaba por al lado (su rostro me recordaba a James) me frenaba y, con sus manos en mis hombros y la mirada seria, me invitaba a quedarme diciendo remember everywhere, everything is in this place, take a place if you found a place to take, take away the way you want to walk away, y yo le sonreía y le pedía make a way with my mind, my mind’s away, y antes de despertar, cuando ya se volvía difícil distinguir entre acá y allá, recordando esas manos tibias en la mañana siguiente a la locura y a la fogata, pedía al universo wake me up when I’m on the throw to Paradise, lift me off the ground and take me to the garden of Paradise.

(2012)



      
  
   

23 de abril de 2012

▪ Gone for a Little While



EL CARTERO
 
Lo vi en el ataúd, con esa cara plácida y jodona, y pensé: Es un chiste. No hay duda. El Gordo se está haciendo el muerto para hacer sufrir a los amigos. Nos está tomando el pelo, pensé.

Pero Manuel Soriano, el hijo del Gordo, que es idéntico al Gordo aunque mucho más chiquito y que andaba por ahí con su camiseta de San Lorenzo, nos dio la justa. El le había dado una carta al padre, para que se la entregara a Filipi. Filipi, gran amigo de Manuel, había muerto también, un poco antes, y él lo había enterrado, con cruz y todo, en un pocito del fondo de su casa. Filipi tenía forma de lagartija y costumbres de camaleón, porque cambiaba de color cuando quería. En la carta, Manuel le decía que lo extrañaba mucho y le enseñaba un jueguito, para que Filipi pudiera entretenerse en la muerte, que es muy aburrida. En el jueguito había que escribir las letras que faltaban: "Usá las uñas, Filipi", le decía Manuel.

Entonces lo vi claro. El Gordo se nos fue por un ratito nomás. Está trabajando de cartero de su hijo. Ahora nomás vuelve. A mí ya me parecía, porque es evidentísimo que este mundo no puede ser tan espantosamente triste, solitario y final; y un tipo tan buenazo como el Gordo no podía hacernos la cochinada de dejarnos sin él.
 

Eduardo Galeano

 
 

18 de abril de 2012

▪ Why do we Write?



UNE POÉTIQUE EN MIETTES

Encore écrire sur l'écrire? Pourquoi, alors que je ne sais pas? Peut-être pour cette raison même. Certains critiques, eux, ont l'air de savoir. Ils disent: poètes du pays, de la ville; ou bien: poètes de l'eau, de la mélancolie, que sais-je encore. Je ne sais pas. Quand l'amour, avec un air de mourir, est venu décolorer ton visage, alors, oui, j'ai su. Me demander maintenant: ce que j'écris, est-ce ou non poésie? peu m'importe. La seule chose évidente, c'est que la poésie m'apparaît rigoureusement inutilisable. Et que les arbres ne sont jamais si beaux qu'en hiver; dans leur dénuement, ils font corps avec le ciel qu'ils soutiennent — et couvrent d'une écriture tremblée.

Écrire, inscrire de la matière dans la matière. Et le corps, vraiment, s’y désâme. S’attarde un petit brin de vie sous le clair-obscur des jours et des nuits, il y a si longtemps, et c’est si vague, mais cela serre encore le coeur. Un mot banal, une locution familière, comme des objets trouvés sur le trottoir auprès des poubelles trop pleines, voilà qui toujours m’étonne. Je me sens bien dans nos lieux communs. C’est au fond du quotidien que gît le merveilleux. Il y en a qui se consacrent aux grandes choses — et je les admire; il y en a qui s’accordent avec les petites choses — et je les aime. L’errance de l’eau, la rue où le temps mène sa flânerie, le clochard caché en chacun, la patience illuminée d’un mur, voilà des fils conducteurs et que je touche de la main. Pour aller où?

Trois fois passera, Jacques Brault
 
 
 

14 de abril de 2012

▪ One Gets to Love, the Other Gets to Die



EL DUELO O LA REFUTACIÓN DEL HORÓSCOPO

Los dos hombres nacen el mismo día, a la misma hora. Sus vidas no se cruzan hasta que son enamorados por la misma mujer. Entonces se encuentran y pelean por ella. Uno de ellos obtiene la victoria y el amor. Al otro le corresponde el dolor, la humillación y quizá la muerte. Los astrólogos han previsto ese día el mismo horóscopo para los dos. Tal vez son erróneos los vaticinios. O tal vez se equivoca uno al pensar que el amor y la muerte son destinos distintos.

Alejandro Dolina
 
 
 

9 de abril de 2012

▪ Going Back to Nothing



RITORNO

Trinano le cose un'estesa monotonia di assenze
Ora è un pallido involucro
L'azzurro scuro delle profondità si è franto
Ora è un arido manto

Giuseppe Ungaretti



RETORNO

Adorna las cosas una amplia monotonía de ausencias
Ahora es una pálida envoltura
El azul oscuro de la profundidad se ha roto
Ahora es un árido manto

Traducción de Rodolfo Alonso
   
   
   
   

5 de abril de 2012

▪ Sharing Life in SMS Format



LA VIDA ES SÓLO ESO

La poesía celular es una voz que ansía inmediatez. La inmediatez es súbita percepción de una conexión que, si no es ya, no será más. La inmediatez es la oportunidad de una ocurrencia que se rehúsa a morir.

De pronto: un mensaje salta de un edificio que se está incendiando para seguir viviendo, en plena caída, con la esperanza de que antes de estrellarse contra el empedrado, allá abajo, alguna red lo sostenga. (...)

El mensaje de texto es un modo de diferir lo que se está viviendo para abrazar algo de la intensidad de ese momento que, si no, se pierde. Diferir es arrancarle una mirada al instante para enviarla hacia otro mundo: igual como sucede con la luz que nos llega de las estrellas ya muertas.

No hay presente pleno sin otro que nos piense. Sólo por esa presencia ansiada, el tiempo se vuelve mi tiempo, la lluvia esta lluvia, la noche nuestra noche.

Muchos mensajes que se leen en este libro parecen decir: existo si -en alguna parte ahora- vos estás también aquí.

La salida del texto (mensaje enviado) es la consumación de una fuga en la que alguien logró salvar al instante de su muerte segura.

Ausencia y distancia no son, ahora, aplazamiento y frustración del deseo de estar juntos, sino también posibilidad de otro lugar en el presente. Lo actual como proliferación de espacios simultáneos es un modo de resistencia.

La existencia cotidiana, de otro modo, sería una nada compuesta de puros olvidos. El ausente es ahora garantía de mi presencia. La distancia es el artificio necesario para que la vivencia sobreviva en el mensaje. La condición del mensaje es que el destinatario se encuentre en otra parte. Pero ni destinatario ni destino están asegurados. Todo mensaje salta sin saber del todo si habrá red. Un mensaje es una idea lanzada en una botella.

La poesía celular participa de la estética del naufragio.

Todo relato se construye bajo esta fórmula: alguien que estuvo cuenta algo a otro que no estuvo. Al final, la narración, nacida de la ausencia y la distancia del otro, triunfa sobre esa misma ausencia y distancia.

Enviar un mensaje es iniciar un viaje, deslizarse a un mundo paralelo. Trasportar un instante hacia otro sitio. Alterar los espacios.

La vida es sólo eso: instantes vividos mezclados y adulterados en la experiencia de alguien contada para otro.

Los instantes se olvidan y desaparecen si no se vuelven relato. La vida es un estado de inminencia que necesita la narrativa de lo que está ocurriendo.

La poesía celular trata de doblegar la lógica del acontecimiento en la que el relato sólo es posible después de que suceden las cosas: esta poética comienza en las últimas pulsaciones todavía vivas del acontecimiento.

Un corte de luz, un ruido en la panza, un viaje en colectivo, una tormenta, un domingo en familia.

Escribimos para no olvidar o para que alguien recuerde que alguna vez estuvimos vivos, que alguna vez amamos y nos amaron, que alguna vez nos sentimos solos y prescindibles. Si no, cada momento se escurre como agua suelta.

Los instantes no se capturan con una red como si fueran peces o crisálidas ni con otros métodos como si fueran cerdos y alimañas. Los instantes se alojan en un cuerpo que los piensa, pero esos pensamientos se disuelven como sueños si no se los envía fuera de sí. (...)

Los mensajes son caricias de los que se encuentran lejanos: desde siempre la poesía fue el delirio de la cercanía. (...)


Prólogo del libro Poesía celular, Marcelo Percia
 

 
 

1 de abril de 2012

▪ An Autumn Like No Other



RECUERDO DE UN OTOÑO DIFERENTE

El otoño acá es abundante y se instala en seguida. De repente, muchas hojas secas y muchísimo frío por todas partes, y no queda otra que lidiar con eso. Si no fuera por las hojas que cubren la ciudad entera, uno de los nuestros podría pensar tranquilamente que es invierno. El frío otoñal responde a otros parámetros por estas latitudes. Por eso me abrigo bien, tomo mis cosas y me dispongo a salir. Mientras voy bajando la escalera, termino de ponerme el gorro y los guantes y respiro el aire fresco. Sonrío. Es una hermosa mañana soleada y estoy libre, no tengo nada que hacer, solo disfrutar del otoño canadiense québécois. ¡Qué placer! Empiezo a caminar un poco hacia la derecha entre las hojas secas y, cerca de la esquina, veo el cartel con el nombre de la calle. Rue Marie-anne. Sonrío. Me acuerdo del local La Chilenita que está sobre esa misma calle y pienso que a la tardecita podría comprar unas empanadas para la cena. Pero ahora no quiero ir hacia allá, ni hacia l’avenue du Mont-Royal. Se me ocurre una idea mejor. Doy media vuelta y vuelvo sobre mis pasos, hasta llegar a la esquina opuesta. Rue Rachel. Me dispongo a cruzar, pero me detengo instintivamente al ver un auto que se acerca. Me resulta extraño que el auto disminuya la velocidad, pero en ese mismo instante vuelvo a ver las hojas secas a mis pies y recuerdo donde estoy. ¡Claro! Acá es distinto. Sonrío. Cruzo la calle diciendo “merci” y haciendo un gesto de agradecimiento con la cabeza. Doblo a la derecha mientras pienso “je tourne à droite maintenant”. Sí, lo sé, me hablo a mí mismo y en francés. Mientras camino por Rue Rachel, evito pensar que necesito un psicólogo, tacho esa idea en mi cerebro y me convenzo de que en realidad lo hago solo para practicar, para usar las palabras nuevas que voy aprendiendo, en fin, que lo hago por una buena causa (même si je sais que chu fou). Mientras voy caminando, descubro alguna que otra decoración de Halloween nueva, que todavía no había visto, y sonrío. Camino un poco más y llego al Parc La Fontaine. Aún hay varios árboles verdes. Por alguna razón me transmite mucha paz este parque cada vez que vengo. Sonrío una vez más. Empiezo a caminar entre los bancos de madera, bajo los árboles que bordean el camino, y sigo derecho hasta el centro. Mientras camino, me entretengo viendo las ardillitas que andan por todas partes, tan simpáticas, escurridizas y traviesas. Finalmente llego a destino. Veo ese arce con sus hojas de un rojo intenso y me siento debajo, en ese banco que mira justo al laguito, que poco a poco empiezan a vaciar, antes de que llegue el invierno y todo el mundo patine feliz sobre el hielo. Qué hermosa vista. Saco mi libro de Louis Gauthier y miro alrededor. Qué tranquilidad. Las hojas siguen cayendo y yo sigo juntando las que más me gustan. No hace tanto que empezó el otoño, pero ya junté varias. “Ceci sera pour lui”, pienso al guardar en mi libro una de las hojas de ese árbol que me resguardaba con su resplandor rojizo. Sonrío y retomo la lectura de Voyage en Irlande avec un parapluie:

J'éprouve comme un délicieux vertige la tentation perverse d'échapper mon sac à la mer, papiers d'identité, argent, billet de retour, souliers de rechange, chandail, chemises, bas, sous-vêtements, tout cela s'enfonçant entre des poissons indifférents, tournoyant doucement, ne voulant plus rien dire, disparu, fini, me laissant là, sans nom, sans passé, tel que je suis. Identité perdue, des villes entières englouties, happées par le flux du Temps, gobées, avalées, anéanties, effacées de la mémoire avec leurs fonctionnaires, leurs archives, leurs codes, noyées implacablement dans l’aveugle nuit des profondeurs.

"En la noche ciega de las profundidades..." Dejo de leer y anoto el número de la página, porque yo también estoy de viaje como el protagonista de la historia. Sonrío. Me distraigo un poco mientras mis pensamientos vuelan o, mejor dicho, nadan. Miro el reloj y veo que todavía es temprano. Vuelvo a concentrarme en la lectura. Avanzo rápido y la historia me atrapa. Sé muy bien que pronto voy a terminar de leer el libro, pero no sé que va a ser exactamente en este mismo lugar, en este mismo banco y bajo este mismo arce. Sé muy bien que tarde o temprano este otoño va a llegar a su fin, pero también sé que no va a ser el último. Sé muy bien que mi viaje tendrá que terminar y llegará el momento de irme, mais je sais aussi, sans doute, qu’un jour je reviendrai, c’est sur, et je me rappellerai bien de cet automne particulier, des feuilles rouges, de toi, de cet endroit, de ce livre sur mes genoux... Et je sourirai. 

(2011)