"Caelum non animum mutant qui trans mare currunt"

30 de diciembre de 2009

▪ And a Happy New Year!



FIFTY-FIVE QUESTIONS ABOUT THIS SOON-TO-BE-GONE 2009

Balance del año: positivo (+). ¿Aprendiste algo nuevo? Sí. ¿Fuiste a un lugar que nunca habías pisado? Sí. ¿Hiciste algo distinto por primera vez? Sí. ¿Algo te decepcionó? Sí. ¿Conociste mejor a alguien? Sí. ¿Tuviste sorpresas? Sí. ¿Se te pegó alguna nueva canción? Sí. ¿Viajaste en tren? Sí. ¿Leíste algo nuevo? Sí. ¿Ordenaste libros? Sí. ¿Tocaste algún instrumento musical? Sí. ¿Escribiste? Sí. ¿Cocinaste algo? Sí. ¿Perdiste a alguien? Sí. ¿Encontraste a alguien? Sí. ¿Recibiste algún regalo? Sí. ¿Hiciste algún regalo? Sí. ¿Dijiste que sí? Sí. ¿Dijiste que no? Sí. ¿Te colgaste mirando las estrellas? Sí. ¿Tuviste algún sueño difícil de explicar? Sí. ¿Hiciste algo de ejercicio? Sí. ¿Te enfermaste? Sí. ¿Jugaste a algo? Sí. ¿Le hablaste a algún animal? Sí. ¿Buscaste alguna palabra en el diccionario? Sí. ¿Se te cayó un lápiz al piso? Sí. ¿Te compraste un par de zapatos nuevos? Sí. ¿Corriste muebles de lugar? Sí. ¿Probaste alguna comida que nunca habías probado? Sí. ¿Ayudaste a alguien? Sí. ¿Sacaste fotos lindas? Sí. ¿Meditaste? Sí. ¿Rendiste algún examen? Sí. ¿Llegaste tarde a algún lado? Sí. ¿Fuiste al zoológico? Sí. ¿Tuviste a un bebé a upa? Sí. ¿Dormiste poco? Sí. ¿Dormiste mucho? Sí. ¿Dormiste fuera de casa? Sí. ¿Merendaste en piyama? Sí. ¿Viste alguna película maravillosa? Sí. ¿Abrazaste a alguien? Sí. ¿Se te rompió algo? Sí. ¿Sentiste miedo? Sí. ¿Lloraste? Sí. ¿Pediste algún deseo? Sí. ¿Subiste una escalera? Sí. ¿Tuviste frío? Sí. ¿Tuviste calor? Sí. ¿Evitaste algún conflicto? Sí. ¿Sentiste paz? Sí. ¿Regaste alguna planta? Sí. ¿Te sentaste sobre el pasto? Sí. ¿Respiraste profundo? Sí. ¡Alégrate! Estás vivo.

(2009)








28 de diciembre de 2009

▪ A Hundred Years



De: L. Masarà (…@tele2.it)

Enviado: lunes, 28 de diciembre de 2009 08:26:02 am
Para: …@hotmail.com


Vi comunichiamo con grande dolore la morte di zia Ada avvenuta il 26 giorno di santo Stefano alle ore 21,15.

Vi abbracciamo forte forte anche per Lei,

Adriana




Zía Ada había cumplido ya 100 años. Para la ocasión le mandamos rosas y ella se emocionó mucho porque, claro, ¡desde Argentina! Y aunque ya no escribía más, nos garabateó un hermoso agradecimiento que después escanearon y nos mandaron por correo electrónico. Es increíble que un archivo .jpg de apenas unos kb pese tanto en el corazón. That’s relativity.






26 de diciembre de 2009

▪ What are you looking for?



CHAPITRE XXV

Les hommes de chez toi, dit le petit prince, cultivent cinq mille roses dans un même jardin... et ils n'y trouvent pas ce qu'ils cherchent.

Ils ne le trouvent pas, répondis-je...

Et cependant ce qu'ils cherchent pourrait être trouvé dans une seule rose ou un peu d'eau...

Bien sûr, répondis-je.

Et le petit prince ajouta:

Mais les yeux sont aveugles. Il faut chercher avec le cœur.

J'avais bu. Je respirais bien. Le sable, au lever du jour, est couleur de miel. J'étais heureux aussi de cette couleur de miel. Pourquoi fallait-il que j'eusse de la peine...


Le Petit Prince, Antoine de Saint-Exupéry




Elle n'est pas heureuse. Qu'est-ce qu'elle cherche?



24 de diciembre de 2009

▪ Merry Whatever!



¡Felicidades! Llegó el día la noche. Esta vez con otra pérdida. Aunque no tan perpetua, espero. Igual reconozco que no me gusta así. Prefiero como antes. Todos juntos. Esta vez, uno menos. O dos; pero espero que cierta personita no me falle. De lo contrario, el horror.


FIN DE AÑO EN PLURAL


Hoy nuestro personaje se siente raro, porque llegan las fiestas y con ellas, la desunión. Eso pasa cuando la familia deja de ser eso y pasa a ser las familias. Nuestro personaje se ríe y piensa “lo que me faltaba, sentirme raro por culpa de dos letras ‘s’ que encima se invitaron solas”. O como dirían los que saben, por culpa de la pluralidad de un sintagma nominal. Se supone que las fiestas de fin de año tienen que traer unión, paz, felicidad; pero ahora habrá algunos por acá y otros por allá, con las nuevas prolongaciones familiares que se formaron, como las ramitas de un árbol recién crecidas que todavía no se sabe si se las terminará podando o no. En el fondo no es nada grave. No hay peleas ni enfrentamientos ni descontentos ni rupturas internas, como lo quieran llamar. Es sólo una ausencia temporal (esta vez). Lo feo es que, dadas las circunstancias, nuestro personaje descubre realmente cuán solo está. Y no me refiero a la soledad del silencio ni a la ausencia de gente en general. Porque igual habrá otros a su alrededor, por supuesto. Nuestro personaje está solo porque no se conecta justo con esas personas. Ojo, no es del todo su culpa. ¿Cómo va a conectarse realmente con gente que sólo ve una o dos veces al año, a través de máscaras y regalos? Sería algo así como un caso de misantropía espiritual testaruda y selectiva. En fin, como siempre estaban ellos, además de esas personas, no había problema. Ahora, en cambio, teme que la noche se haga interminable, incómoda e insípida. La noticia llegó así: “tu hermano va a pasar la navidad en lo de su novia”. Y ahí fue cuando nuestro personaje sintió frío en pleno verano. Lo sintió irse por allá, con esa nueva prolongación familiar. Lo sintió alejarse y dejarlo solo, en el medio de una fiesta, entre tanta gente con la que no se conecta y con una copa solitaria en la mano esperando el brindis y el fin de la calamidad.

Ojalá que nuestro personaje no exista, porque estoy seguro de que, al ver su copa a las doce, lo invadirían unas ganas agobiantes de ser una de esas burbujitas inocentes que suben y llegan a la superficie y desaparecen y ya no son más que pasado y nadie se da cuenta.






Edición (muy necesaria) pos-nochebuena:

Cambio ra-di-cal. Podrán llamarme bipolar, ciclotímico o como quieran, pero no conforme con lo anteriormente escrito, en este mismo momento, horas más tarde (ya habiendo brindado y feliz navidad y jojojo y cuántos regalos y cosas dulces y mañana empezamos el régimen y cuánto falta para las doce y miren allá esos fuegos artificiales y qué susto esa explosión y ¡allá vi el trineo, Tomi! y mamá, quiero upa), justo ahora, antes de que la mi noche acabe y me hunda en mi cama, quiero cambiar la historia o al menos continuarla un poquito más. Propongo que nuestro personaje se sienta raro, sí, pero por el motivo contrario. Que poco a poco la noche sea sorpresivamente genial y le demuestre todo lo opuesto a sus expectativas. Todo, todo, todo. Como que la pérdida en cuestión no lo afecte tanto por estar sentado precisamente justo entre dos personas con las que se conecta, las dos personas más importantes de su vida (no, no le falló esa personita). Que la lluvia amenazadora huya despavorida y sin dejar ningún rastro. Que hasta su regalo de navidad le genere empatía (lo cual no es común) por la frase que tiene escrita, a saber: “El arte es un don que repara el alma de los fracasos y sinsabores. Mi alma pendulaba a la deriba hasta el momento crucial en que me llegaba la decisión al alma, y entonces, avanzaba hacia ella cuelaquiera fuesen las consecuencias”. Lástima el error de ortografía y el de tipeo, lo sabe. En fin, propongo una noche tan fantástica como inesperada para nuestro personaje. Y me reservo el resto de los motivos, que fueron tantos que ni los puedo contar. Como esa torta de frutillas que ahora descansa majestuosa en la heladera (totalmente inesperada) o esos mensajitos tan lindos que reconfortan el alma (tampoco esperados), entre tantos otros. Fueron la perfección misma sintetizada en una noche. Todo marchó impecable, de comienzo a fin. Absolutamente todo, hasta el más pequeño detalle. ¡Ni que hubiera tomado un traguito de la poción Felix Felicis! Una noche tan genial
que nuestro personaje termina mirando el cielo despejado y diciéndole a las estrellas: “Gracias, soy feliz”.





22 de diciembre de 2009

▪ Please, don't Save me



"It is evil to take lives and noble to save them. Each day I pledge to save a hundred lives. I drop my net in the lake and scoop out a hundred fishes. I place the fishes on the bank, where they flop and twirl. 'Don't be scared,' I tell those fishes. 'I am saving you from drowning.' Soon enough, the fishes grow calm and lie still. Yet, sad to say, I am always too late. The fishes expire. And because it is evil to waste anything, I take those dead fishes to market and I sell them for a good price. With the money I receive, I buy more nets so I can save more fishes."

Saving Fish from Drowning, Amy Tan








21 de diciembre de 2009

▪ Carpe Diem



Entonces Dufayel le dijo:

"Voilà, ma petite Amélie, vous n'avez pas des os en verre. Vous pouvez vous cogner à la vie. Si vous laissez passer cette chance, alors avec le temps, c'est votre cœur qui va devenir aussi sec et cassant que mon squelette. Alors, allez-y, nom d'un chien!"

Le fabuleux destin d'Amélie Poulain









19 de diciembre de 2009

▪ Memories are Rife in Autumn


LA IMPOSIBILIDAD DEL PASADO

Atardecer dorado de otoño. Árboles bañados en sol. Salía del trabajo y cruzaba pensativo la plaza, cuando un grupo de niños pasó corriendo, jugando, riendo. Sus risas despreocupadas eclipsaban el sol, rebotaban en las hamacas y en los toboganes y se perdían con un leve eco en la brisa otoñal. Detrás de ellos vi venir una nube espesa de recuerdos: yo dos décadas atrás con menos preocupaciones y más optimismo, esa misma plaza mucho más joven y menos pisada, ese mismo banco donde me senté a ver un álbum de fotos (ahora) viejas, esas tardes de escondidas y rayuelas que parecían eternas… El olor a pasado recrudecía. Pero esa nube de recuerdos no alcanzó a los niños; se detuvo alrededor mío una vez que las risas pasaron gritando “¡Al río! ¡Vamos al río!”. Sentí ganas de decirles algo, pero no pude. Sentí ganas –en vano– de prevenirlos del paso del tiempo, de la crueldad que se oculta en el tictac del reloj. Sentí unas ganas desesperadas de irme corriendo al río junto con ellos, como si fuera uno más entre ellos, como si nuevamente tuviera diez años. Imposible.


(2009)






17 de diciembre de 2009

▪ Growing Old



SÍNDROME


Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.

Mario Benedetti









15 de diciembre de 2009

▪ All that Glitters is (not) Gold



LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

Aparentaba ser un tornillo... Y por eso la gente creía que era un tornillo, pero no lo era. Era mi tornillo y tenía alas. Dos alas abiertas y orgullosas. Lo escuché aletear y elevarse, lo escuché volar sin un rumbo definido, lo escuché alejarse en busca de climas cálidos y de alguna tuerca que lo quiera, con la cual acoplarse. Climas cálidos, porque él era frío y metálico. Pero tenía dos alas, muchas plumas y un pequeño corazón mecánico que se escondía entre las diminutas ranuras. Su principal enemigo: el destornillador.

No. Ahora ya no me quedan dudas. No era un tornillo; nunca lo fue. Era un ave. Podría ser un gorrión, una paloma, una lechuza, un loro, un pelícano o un murciélago. No interesa. Lo importante es que siempre volaba y buscaba su cielo. Hacia el norte, hacia el sur, o sin saber en qué dirección. Era un ave inquieta, curiosa, activa. Y la gente creía que era un tornillo.

(2006 - 2009)









12 de diciembre de 2009

▪ Eternal Quest




anata wa doko ni imasu ka





11 de diciembre de 2009

▪ Explain yourself!



Bueno, ya es hora de hablar un poco de esto, ¿no? De mi calabozo de aire, claro. Es como mi prisión, aunque un tanto voluntaria. Reconozco que cometí el delito de interesarme por la literatura tiempo atrás, aunque me es imposible (¡maldita memoria!) determinar con exactitud cuándo. Lo cierto es que ya en la secundaria
bah, polimodal, para ser precisos empecé a comunicarme clandestinamente con escritores como Puig, Borges, Hesse, Neruda, Cortázar, entre otros. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba dentro, entre los barrotes y los ladrillos (de aire, claro), sin escapatoria. Calculo que debe de ser el único lugar donde la justicia funciona de maravillas y sin cometer ningún error (lees esto y aquello y de pronto ¡zas! queda usted bajo arresto). Sinceramente, no creo que algún día vaya a encontrar la llave para escapar. O quizá, ni siquiera la busque. Verán, es que… Como mi calabozo es de aire, no me siento ahogado ni atrapado. Por el contrario, es un calabozo de libertad, o así lo siento. No tanto libertad física, de movimiento, cinética. Más bien libertad de pensamientos y sentimientos. ¡No por nada "calabozo" es c[ala]bozo! ¡Acá se puede volar! Las ideas y las palabras emprenden vuelo y el tiempo se concibe de otra forma; tiene otro ritmo. No importa envejecer. No importa la muerte. Por ejemplo, las cadenas de mi calabozo no son de tiempo; son de rosas (y no me avergüenza decirlo) y por eso también se lo puede llamar un pequeño infierno florido. Esto ya lo deben saber, porque esos oxímoron no son de mi autoría. Digo que lo deben saber porque están en el primer posteo de este blog, en el que pueden ver el origen concreto de su nombre. En fin, les sigo contando. Gente como yo hay en todas partes. Conozco varios prisioneros de sus propios calabozos. No todos son de aire, though. Algunos están "atrapados" en nubes de algodón, otros en confiterías llenas de cosas ricas, otros en montañas rusas, otros en castillos medievales… De eso pueden sacar sus propias conclusiones. En cuanto a los que me metieron acá, cabe aclarar que mi lista de cómplices literarios o escritores siempre fue expandiéndose y, a decir verdad, me sería imposible dar el nombre de todos ellos. Varios, igualmente, los verán por estas celdas (cada tanto me visitan, vuelven a mí). Incluso, con el tiempo, empecé a escribirme con autores de diversas nacionalidades. No sé si se entiende: el calabozo es de aire = no tiene límites. La cuestión es que yo y la literatura. La literatura y yo. ¿Dónde? Acá. Mis escritos y los de otros. Los míos a veces ni yo los entiendo, pero eso no tiene importancia. Me gusta experimentar con las moLécuLas dE aiRe del caLaboZo y ver qué sale. No esperen que se respeten las normas/tradiciones acá. De vez en cuando quizá sí, pero no es a lo que apunto ni lo que más me interesa. Bueno, creo que ya dije suficiente y no tiene sentido seguir divagando. Para cerrar me basta decir que me parece que (sí, a veces armo mis propias teorías) el calabozo de aire del que tanto les hablo *pausa dramática* soy yo.

(2009)








9 de diciembre de 2009

▪ Multilingualism: a short story



Lo que acá te voy a contar es mentira, y te lo digo de entrada, ¿ok? Basta de hacerle creer al lector que las historias son verosímiles. ¿En qué cambia que pienses que un acontecimiento realmente apareció publicado en un diario o que algún pariente mío fue testigo de cierto hecho atroz? Basta de inventar fechas y hacerlas pasar por verdaderas. Esta historia es falsa.


EXPERIMENTO LINGÜÍSTICO FASE I

El personaje principal (y único) de esta historia, Esperanto, no existe y por ende no tiene nombre. Vive en un pequeño pueblo al sur de la isla de Mandiocah, en el océano Pacífico, lo cual no es cierto. De todos modos, lo que te voy a contar es tan falso como interesante, así que prestá mucha atención. Esperanto hablaba siete idiomas, uno cada día de la semana. ¿No me creés? ¡Lo bien que hacés! Pero imaginátelo igual. Lúnez ezpañol, ¡y olé! Marrtes rrusso, aunque nadie le entiende lo que dice y escribe en cirílico. Miércole italiano y come la pasta con la famiglia unita. Juevecinho português y ama el carnaval, la playa y el jiu-jitsu. Viegnes fgancés, bien nasal, sobre todo cuando anda resfriado. Zabatto japonés, aunque así suena en italiano, ¡lo sé! y me declaro culpable (watashi wa culpable desu!). Dominngtag alemán y come würstchen con puré, solito (¡!), todos, todos los dominngtag. Hasta aquí la situación inicial. Ahora, la fuerza perturbadora que introduce el caos. Un día (no te voy a decir cuál), se propuso aprender un nuevo idioma. De chiquito siempre le gustaba leer y releer Las mil y una noches y, entonces, quiso aprender árabe. He aquí el conflicto: ¡la semana sólo tiene siete días! ¿Cuándo hablaría el octavo idioma? Después de pensarlo mucho y ya habiendo aprendido a decir en árabe los números, los colores y varias expresiones (“mi nombre es Esperanto”, “hay un gato sobre la mesa”, “¿dónde está el baño?”, “en toda producción textual, tanto oral como escrita, subyace la función informativa”) tomó la trágica decisión de suicidarse. Primero se deprimió y se dijo en mentalese (language of thought) que no volvería a hablar nunca más. Y así fue, enmudeció por completo. Después dejó que los días pasaran hasta perderse en el calendario y no saber en qué día se encontraba. No le costó mucho. Se imaginarán que para alguien como Esperanto (que en paz descanse) no es necesario recordar fechas en forma numérica. Es más fácil decir “hice tal cosa el lúnez” o “tengo planes para el viegnes”, porque cada día era un idioma distinto, desde que se levantaba hasta que se acostaba. En fin, enmudeció y se perdió en el calendario y entonces dijo ma'assalama y saltó. No sé qué pensarán ustedes de este final (suicidio = fuerza ordenadora), pero si yo hubiera sido él, habría decretado algo así como hablar árabe los días feriados o, si esos eran pocos, los días lluviosos y con viento del este (días que abundaban en la isla de Mandiocah, en el océano Pacífico, lo cual no es cierto). Al menos Esperanto no se quitó la vida por no poder ponerse un pulóver (pensá, pensá dónde leíste esto). Y ya sé en qué estarás pensando vos, profe de literatura… No, no hay párrafos en esta historia, así que ¡no los busques! Mejor, anótense en algún curso de swahili y después hablamos.

(2009)








8 de diciembre de 2009

▪ Natural Dislocation



LA FOTO SALIÓ MOVIDA

Un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos estan donde la llave, puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del teléfono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías. Así es que este cronopio se aflige horriblemente y corre a mirarse al espejo, pero como el espejo esta algo ladeado lo que ve es el paragüero del zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas no sabe para qué. Los famas vecinos acuden a consolarlo, y también las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles.

Historias de cronopios y de famas, Julio Cortázar









7 de diciembre de 2009

▪ The Uncertainty of the Weather (of Bananas!)



TEMPUS DEMENSIS

No lo digo yo solo, ¡eh! Lo dicen todas las señoras (con y sin ruleros) que se pasan horas y horas chusmeando que se la pasan barriendo y/o baldeando las veredas, todos los paseadores de perros (y algunos perros, con la mirada), todos los porteros de los edificios y todos los quiosqueros de los quioscos. Hasta los meteorólogos lo dicen. “¡Qué tiempo loco, che!” No, el de los relojes el cronológico no; hablo/hablan/hablamos del de los astros clima. Bah, los dos son locos. Los tres, si (por favor) se me incluye. Esperemos que (no) llueva al menos del cielo, porque 2x3=llueve (¡la humedad y los héctor pascuales!). Ayer llovió (14°) y hoy hay sol (29°) y a partir de mañana Dios no lo permita seguro que se reitera repite la secuencia ad infinitummm. Amo Detesto ver nubes negras en el cielo y no saber exactamente cuándo se va a largar a llover, porque es incómodo ("me apuro, ¡antes de que se largue!") y no tengo (al menos yo) una cuarta tercera mano libre y dispuesta a llevar el paraguas (ese que tengo roto y que si bien debería comprarme uno nuevo me gusta mucho porque es chiquito y práctico y además me lo regaló hará unos cinco años mi madrina que tanto extraño y que tan rubia era y que ya no está por culpa de las células locas y del tiempo loco, ahora sí, el cronológico). Y de la temperatura, ¡ni hablar! Ni llorar, del calentamiento global. Que sube, que baja, que ondula, que zigzaguea, que se derrite, que tirita de frío, que de golpe, que ¡achiz!, que sí, que no, que la sensación térmica por las nubes. (¡!)

(2009)







6 de diciembre de 2009

▪ Life is but a Game



CAPÍTULO 36

“…La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo, (Et tous nos amours, sollozó Emmanuèle boca abajo), lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar. Y porque se ha salido de la infancia (Je n'oublierai pas le temps des cérises, pataleó Emmanuèle en el suelo) se olvida que para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato…”


Rayuela, Julio Cortázar








4 de diciembre de 2009

▪ I don't Want them Red



¿CUÁNDO APRENDERÁ A NO ILUSIONARSE?

Estuvo a punto de caer o quizá cayó. De hecho, la puerta roja estaba entreabierta y no había forma de saber si la ilusión ya había entrado o no. Técnicamente habría que decir que sí, porque la desilusión le cayó como un baldazo de agua fría en pleno invierno nublado y ventoso. Y para que haya desilusión, tiene que haber habido ilusión, ¿cierto? Así como que para que haya noche, tiene que haber día. Entonces, basta de puertas rojas. Una vez más, tiene que aprender que no. Que los otros. Que el otro. Que el tiempo. Que el olvido. Que la cobardía. Que la distancia. Que arriesgarse. Que las máscaras no. Tiene que aprender que el amor.


That's the secret lesson of the red door. Ahora sólo resta esperar que la desilusión deje de molestar al corazón. Seguramente bastará con un cachetazo de la conciencia. ¿Pero cuándo?

(2009)



Sí, por la puerta entreabierta se asomaba la ilusión. Estaba seguro. Pero una ráfaga de viento cerró la puerta de golpe y ese fue el momento en que los colores se apagaron, una vez más.



3 de diciembre de 2009

▪ Out of Curiosity



RESIDUOS

Título original: Lixo
Traducción: Adrián Fanjul


Un hombre y una mujer se encuentran en el palier, cada uno con su bolsa de residuos. Es la primera vez que se hablan.
—Buen día.
—Buen día.
—Usted es del 610.
—Y usted es del 612.
—Sí.
—Todavía no lo conocía personalmente.
—Ajá.
—Disculpe mi indiscreción, pero he visto sus bolsas de residuos...
—¿Mis qué?
—Sus residuos.
—Ah.
—Noté que nunca es mucho. Su familia debe ser chica...
—La verdad, soy yo solo.
—Hmmm… Vi también que usa mucha comida en lata.
—Es que tengo que hacerme la comida. Y como no sé cocinar...
—Entiendo.
—Usted también...
—Tratáme de vos.
—Vos también perdoná mi indiscreción, pero vi algunos restos de comida en tus bolsas. Champiñones, cosas por el estilo...
—Es que me gusta mucho cocinar. Hacer platos diferentes. Pero como vivo sola, a veces sobra....
—¿Usted... vos no tenés familia?
—Tengo, pero no aquí.
—En Espíritu Santo.
—¿Cómo sabés?
—Vi unos sobres en la basura. De Espíritu Santo.
—Sí. Mamá escribe todas las semanas.
—¿Ella es maestra?
—¡Qué increíble! ¿Cómo fue que adivinaste?
—Por la letra en el sobre. Me pareció letra de maestra.
—Usted no recibe muchas cartas. A juzgar por sus residuos...
—Y... No.
—El otro día tenía un telegrama abollado.
—Sí.
—¿Malas noticias?
—Mi padre. Murió.
—Lo siento mucho.
—Ya estaba muy viejito. Allá en el sur. Hace tiempo que no nos veíamos.
—¿Fue por eso que volviste a fumar?
—¿Cómo sabés?
—De un día para otro empezaron a aparecer en tu basura etiquetas de cigarrillos.
—Es cierto. Pero conseguí dejar otra vez.
—Yo, gracias a Dios, nunca fumé.
—Ya sé. Pero he visto frasquitos de pastillas en tu basura.
—Tranquilizantes. Fue una etapa. Ya pasó.
—¿Te peleaste con tu novio, no es cierto?
—¿Eso también lo descubriste en la basura?
—Primero el ramo de flores con la tarjeta, arrojado afuera. Después muchos pañuelos de papel.
—Si, lloré bastante, pero ya pasó.
—Pero hoy todavía veo unos pañuelitos...
—Es que estoy un poco resfriada.
—Ah.
—Muchas veces veo revistas de palabras cruzadas en tus bolsas.
—Sí..., es que... me quedo mucho en casa. No salgo mucho, sabés.
—¿Novia?
—No.
—Pero hace unos días había una foto de una mujer en tus bolsas. Y muy bonita.
—Estuve limpiando unos cajones. Cosas viejas.
—Pero no rompiste la foto. Eso significa que, en el fondo, querés que ella vuelva.
—¡Vos ya estás analizando mis residuos!
—No puedo negar que me interesaron.
—Qué gracioso. Cuando examiné tus bolsas, pensé que me gustaría conocerte, creo que fue por la poesía.
—¡No! ¿Vos viste mis poemas?
—Los vi y me gustaron mucho.
—¡Pero son malísimos!
—Si realmente creyeras que son malos, los habrías roto. Solamente estaban doblados.
—Si hubiera sabido que los ibas a leer...
—No me los quedé porque, a fin de cuentas, estaría robando. A ver, no sé; ¿lo que alguien tira a la basura, sigue siendo de su propiedad?
—Creo que no. La basura es de dominio público.
—Tenés razón. A través de la basura, lo particular se hace público. Lo que sobra de nuestra vida privada se integra con las sobras de los otros. Es comunitario, es nuestra parte más social. ¿Será así?
—Bueno, ya estás profundizando demasiado en el tema de la basura. Creo que...
—Ayer en tus residuos...
—¿Qué?
—¿Me equivoco o eran cáscaras de camarones?
—Acertaste. Compré unos camarones grandes y los pelé.
—Me encantan los camarones.
—Los pelé pero todavía no los comí. Quizás podríamos...
—¿Cenar juntos?
—Claro.
—No quiero darte trabajo.
—No es ningún trabajo.
—Se te va a ensuciar la cocina.
—No es nada. Enseguida se limpia todo y se tiran los restos.
—¿En tu bolsa o en la mía?

Luis Fernando Veríssimo








2 de diciembre de 2009

▪ Nature is You



The earth is your mother,
she holds you.
The sky is your father,
he protects you.
Sleep,
sleep.
Rainbow is your sister,
she loves you.
The winds are your brothers,
they sing to you.
Sleep,
sleep.
We are together always
We are together always
There never was a time
when this
was not so.

Lullaby, Leslie Marmon Silko









1 de diciembre de 2009

▪ Fire of Humanity

 

EL MUNDO

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Dijo que somos un mar de fueguitos.

—El mundo es eso. —Reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y hay gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.


Eduardo Galeano