"Caelum non animum mutant qui trans mare currunt"

11 de octubre de 2013

▪ Looking for Living



EL QUE BUSCA

El que busca, el qué busca. ¿Él qué busca?

Dicen que el que busca, encuentra. Pero el punto es que, una vez realizado el hallazgo, se sigue buscando. Aparentemente hay una búsqueda constante e irremediable, que nunca llega a su fin. O mejor dicho, hay muchas búsquedas, pero siempre hay al menos una. El estado de búsqueda es permanente. ¿Quién puede no buscar nada? Hay algo ahí, pendiente, adelante, que no sabemos dónde está y hay que buscarlo, hay que encontrarlo. Pero nunca terminamos de encontrar todo. Siempre estamos buscando algo más. Va pasando el tiempo y vamos buscando. Distintas cosas, personas, a veces lo mismo, a veces uno mismo, una y otra vez, no importa. Porque cuando se encuentra, se pierde. Cuando por fin, entonces. Algo nuevo por buscar. Buscar, encontrar y perder. El ciclo es constante. Dicen que el que busca, encuentra. Pero nadie dice que el que encuentra, pierde. The art of losing isn't hard to master, decía ya Elizabeth Bishop. La pérdida como arte, como acto cotidiano y como habilidad perfeccionable. Perdemos y nos perdemos en todo momento, al mismo tiempo que buscamos y nos buscamos. Reflexiva y recíprocamente. Yo busco y me busco y te busco. Te busco a vos, libro, lapicera, amor, sueño, país. ¿Dónde los dejé? ¿Dónde están? Y la cantidad de cosas por buscar es infinita en tanto el tiempo es tiempo, en tanto los minutos avanzan, en tanto vamos dejando de ser quienes somos, segundo a segundo. Si nosotros mutamos, lo que buscamos también. La búsqueda no cesa y es en medio de todas las búsquedas, o de esta gran búsqueda, que me pregunto si las historias terminan alguna vez de escribirse. Y creo que no, que las historias se escriben eternamente. Incluso antes y después de todo. Porque las historias se escriben y escribir es buscar y buscar no tiene fin. Las historias y las vidas son búsquedas infinitas. Una vida puede terminar y sin embargo persistir. Una historia puede tener un punto final y sin embargo no estar acabada. Si yo escribo o cuento una historia, incluso si elijo decir absolutamente todo y no guardarme nada, siempre va a ser un relato parcial, va a ser solamente el fragmento que yo encontré, que yo conocí. Y va a quedar siempre algo más por escribir, algo más por buscar. Así es, las historias nunca terminan de escribirse ni de buscarse. Me pregunto, entonces, qué sentido tiene todo si estamos condenados a la búsqueda eterna. Y al no encontrar respuesta (y verme condenado a continuar con la búsqueda), me digo que no, que nada de eso importa, que da igual, que vivir es buscar y buscar es vivir, que yo escribo para buscar, para encontrar, para perder y para seguir buscando. A mí, a vos y a todos.

El que busca, encuentra.
El que busca, pierde.
El que busca, vive.

(2013)


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