"Caelum non animum mutant qui trans mare currunt"

4 de noviembre de 2011

▪ Decipherable (at last)



Fue tan, tan lindo. Y totalmente inesperado. La situación me tomó por sorpresa. Pensé que me iba a ir sin terminar de entender, lleno de dudas e hipótesis, con cierta tristeza en el corazón, dejando atrás el columpio inerte, oxidado. Pero no. Me fui feliz, contento, lleno de alegría, gracias a esos últimos minutos (¿de magia de navidad? Mets-en!). Esos últimos minutos fueron únicos. Finalmente entendí. Justo en el último vaivén del columpio el rostro me habló. Habló sin palabras, pero su mensaje fue absolutamente claro. Y aprendí que a veces, en algunas situaciones, las palabras no son necesarias si hay ojos profundos que te miran, manos suaves que te acarician y un corazón que late al lado tuyo. Y en esos últimos minutos comprendí que sí. Que no era el único. Que él también. Que los dos. Que a pesar de la situación, de todos modos. Comprendí que los sentimientos. Que el cariño. Que no depende de otras cosas. Que no importa si. Que la pureza interior. Que la sencillez. Y que su corazón también late; lo pude escuchar. Porque si uno se pone a pensar, ¿a cuántas personas, a lo largo de la vida, les sentimos el latido del corazón? A muy pocas. Hay que estar muy cerca, en todo sentido, para poder escucharlo. Y entonces ya no había ninguna duda, el mensaje era claro y evidente. No estaba equivocado. Mis presentimientos eran verdad. Tenía razón. Quedó claro, a partir de ese momento, que ninguno iba a olvidar nada. Que siempre íbamos a recordar todo, los dos. Y eso me bastó para ser feliz, para irme contento, para que no me importara caminar bajo la lluvia, para llorar de felicidad, para sentirme pleno, para saber con certeza que pronto, algún día, de nuevo, nos vamos a volver a ver…

(2011)



 

1 comentario:

Agustín dijo...

Lo genial es eso. No es que entendiste ahora, sino que venías entendiendo desde que empezó todo, y confirmar eso es impagable. Igual creo que siempre se puede ir un paso más allá, es algo que está bueno no olvidar aunque por el momento uno llegue a un límite.