"Caelum non animum mutant qui trans mare currunt"

23 de enero de 2010

▪ Linguistic Conscience I



ESTADO DE CASO: batalla perdida.


Lucho y rezongo contra queismos y dequeismos varios, pero hay uno al que me parece que no voy a poder ganarle jamás. En estos últimos días vi tantos, pero TANTOS “me di cuenta que”, que creo que en este caso particular la recurrente preposición “de” del español finalmente ha perdido la batalla. A estas alturas no es más que un recuerdo o un fantasma de “darse cuenta”.

Lo reconozco, yo también decía así y silenciaba la preposición (pobrecita, ¡es inocente!), pero aprendí que está mal (?) y ahora la resucito y digo “me di cuenta de que” (es culpa de la profesión, disculpen). Bueno, no sé si siempre siempre lo digo bien (?), pero trato de hacerlo y sé que al escribir nunca lo uso mal (?), porque siempre está ahí para atormentarme.

Y no es capricho: uno nunca se da cuenta algo, uno se da cuenta DE algo. Entonces reemplazás ese “algo” por una proposición subordinada sustantiva con función término de preposición y listo, así de simple. Ejemplo esclarecedor: me di cuenta de algo, ¿de qué te diste cuenta?, ¡de que quiero tomar un helado!, de eso me di cuenta, ¡de eso!

Pero bueno, aceptémoslo, es innegable que el signo lingüístico va mutando (y de Saussure se revuelve en su tumba, pero de felicidad) y el lenguaje evoluciona y la gente ahora habla así (y yo me sublevo y me opongo a la mutación y la resucito, porque no quiero que se vaya, mi querida preposición, no quiero el caos, no quiero darme cuenta algo).

¿El futuro? Quién sabe. Quizá las autoridades de la RAE terminen agachando la cabeza. Mientras tanto, en este período de transición preposicional, yo presto atención a lo que escribo y la resucito. Es como una alarma mental que se activa cuando piso esas letras, cuando me atrapan esas palabras. Territorio lingüístico. Manías mías.

Como que “bizarro” no significa bizarro pero acá lo usamos así. O que no debería haber trenes “a” vapor. O que decir “el día lunes” es un pleonasmo. O que está terminantemente prohibido usar dos puntos después de una preposición. Díos mío. ¿Qué sería de la vida de los correctores si no anduvieran sueltos los galicismos y los anglicismos y demás barbarismos? Con la cacofonía, como ven, me llevo bien.


(2009)





2 comentarios:

Bolipto dijo...

El lenguaje también me atrapa. No tanto como para ser talibán de la rae, pero lo suficiente como para preocuparme de su belleza y correcto uso.

Me gustó tu entrada. Te leo!

Alba dijo...

Yo tampoco quiero [i]darme cuenta algo[/i]

Estoy atrapada en el calabozo de aire!!!

Creo que la música me ha hipnotizado...