SIN ESCAPATORIA
Las cosas más raras suelen pasar de noche. Y esa noche de verano no fue ninguna excepción. Esperanto estaba en su terraza, contemplando los astros y el vacío cósmico, cuando de repente se dió cuenta de que muy pronto iba a dejar de estar solo: algo empezaba a acercarse.
Primero oyó unos ruidos extraños a lo lejos, un murmullo distante que no lograba descifrar. Parecían voces, pero no hablaban un idioma que él conociera. Después descubrió que lo que se acercaba era mucho más que simples voces, porque el suelo comenzó a vibrar despacio y las hojas de los árboles empezaron a mecerse.
Esperanto recordó aquél corazón que habían enterrado en el parque y pensó que no podía ser posible. Un corazón enterrado no podía vengarse de ninguna forma. A menos, claro, que siguiera vivo.
Y con cada latido del corazón de Esperanto se fueron apagando a lo lejos las luces de la calle, una por una, a medida que eso otro se iba acercando. Y a medida que la distancia que los separaba se iba acortando, el murmullo crecía, los árboles empezaban a agitarse enfurecidos y el suelo temblaba con más y más violencia.
Esperanto dejó de buscar una respuesta en los astros y miró a su alrededor incrédulo. Ya quedaban pocas luces en la calle. No había escapatoria. Tan sólo una cuadra. Y eso otro no se detenía.
Por un momentó Esperanto creyó que nada iba a pasar. Que esa fuerza extraña seguiría de largo. Pero cuando finalmente llegó a los cimientos del edificio, lo rodeó y comenzó a trepar, a arrastrarse por las paredes, haciendo estallar todas las ventanas y tirando todas las macetas a medida que subía. Eso otro definitivamente lo buscaba a él. Y no había forma de detenerlo.
Con miedo y sin entender del todo lo que hacía, se acercó al borde de la terraza. Quería saber de una vez por todas qué era lo que pasaba, qué era lo que lo acechaba esa noche. Y en seguida lo supo. En el momento en que Esperanto asomó su cabeza para mirar hacia abajo, eso otro llegó a la cima y se produjo el encuentro.
Cuerpo y corazón, otra vez unidos.
(2010)
4 comentarios:
Bellísimo. Como es usual... sabés que no uso esa palabra graciosamente.
Qué hermoso... Pude sentirlo.
Linda foto, también.
Beso!
Me encantó....
ya era hora de actualizar!
y bien hecho eh jajaja
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