LA MEMORIA
La mujer de Norberto Rodríguez ha muerto, devastada por el cáncer y por la medicina, al cabo de una agonía de tres meses; y Norberto tiene toda la memoria ocupada por ese tiempo de horror.
Él quisiera arrancar a su mujer de esos suplicios, devolverla a sus días luminosos: la memoria se niega. A veces asoma, en la memoria, algún fulgor venido de los muchos años anteriores al dolor y al adiós, algún pedacito de la alegría compartida con esa mujer querible y queriente. Pero entonces, como en una pantalla condenada a sombra perpetua, las imágenes, atroces irrumpen, invaden y castigan; y no se van.
Norberto quisiera pedir clemencia a su memoria. Él no sabe cómo. Nadie sabe.
Eduardo Galeano
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