"Caelum non animum mutant qui trans mare currunt"

5 de abril de 2012

▪ Sharing Life in SMS Format



LA VIDA ES SÓLO ESO

La poesía celular es una voz que ansía inmediatez. La inmediatez es súbita percepción de una conexión que, si no es ya, no será más. La inmediatez es la oportunidad de una ocurrencia que se rehúsa a morir.

De pronto: un mensaje salta de un edificio que se está incendiando para seguir viviendo, en plena caída, con la esperanza de que antes de estrellarse contra el empedrado, allá abajo, alguna red lo sostenga. (...)

El mensaje de texto es un modo de diferir lo que se está viviendo para abrazar algo de la intensidad de ese momento que, si no, se pierde. Diferir es arrancarle una mirada al instante para enviarla hacia otro mundo: igual como sucede con la luz que nos llega de las estrellas ya muertas.

No hay presente pleno sin otro que nos piense. Sólo por esa presencia ansiada, el tiempo se vuelve mi tiempo, la lluvia esta lluvia, la noche nuestra noche.

Muchos mensajes que se leen en este libro parecen decir: existo si -en alguna parte ahora- vos estás también aquí.

La salida del texto (mensaje enviado) es la consumación de una fuga en la que alguien logró salvar al instante de su muerte segura.

Ausencia y distancia no son, ahora, aplazamiento y frustración del deseo de estar juntos, sino también posibilidad de otro lugar en el presente. Lo actual como proliferación de espacios simultáneos es un modo de resistencia.

La existencia cotidiana, de otro modo, sería una nada compuesta de puros olvidos. El ausente es ahora garantía de mi presencia. La distancia es el artificio necesario para que la vivencia sobreviva en el mensaje. La condición del mensaje es que el destinatario se encuentre en otra parte. Pero ni destinatario ni destino están asegurados. Todo mensaje salta sin saber del todo si habrá red. Un mensaje es una idea lanzada en una botella.

La poesía celular participa de la estética del naufragio.

Todo relato se construye bajo esta fórmula: alguien que estuvo cuenta algo a otro que no estuvo. Al final, la narración, nacida de la ausencia y la distancia del otro, triunfa sobre esa misma ausencia y distancia.

Enviar un mensaje es iniciar un viaje, deslizarse a un mundo paralelo. Trasportar un instante hacia otro sitio. Alterar los espacios.

La vida es sólo eso: instantes vividos mezclados y adulterados en la experiencia de alguien contada para otro.

Los instantes se olvidan y desaparecen si no se vuelven relato. La vida es un estado de inminencia que necesita la narrativa de lo que está ocurriendo.

La poesía celular trata de doblegar la lógica del acontecimiento en la que el relato sólo es posible después de que suceden las cosas: esta poética comienza en las últimas pulsaciones todavía vivas del acontecimiento.

Un corte de luz, un ruido en la panza, un viaje en colectivo, una tormenta, un domingo en familia.

Escribimos para no olvidar o para que alguien recuerde que alguna vez estuvimos vivos, que alguna vez amamos y nos amaron, que alguna vez nos sentimos solos y prescindibles. Si no, cada momento se escurre como agua suelta.

Los instantes no se capturan con una red como si fueran peces o crisálidas ni con otros métodos como si fueran cerdos y alimañas. Los instantes se alojan en un cuerpo que los piensa, pero esos pensamientos se disuelven como sueños si no se los envía fuera de sí. (...)

Los mensajes son caricias de los que se encuentran lejanos: desde siempre la poesía fue el delirio de la cercanía. (...)


Prólogo del libro Poesía celular, Marcelo Percia
 

 
 

1 comentario:

~ dijo...

Qué genial texto! "La poesía celular participa de la estética del naufragio"


Voy a buscarlo..
Lindo blog, y más con la canción de Ludovico Einaudi :)