DEL LADO DE ACÁ Y DEL LADO DE ALLÁ:
Cumpleaños y tsunami
Acá y allá conectados. Distintos. Opuestos, quizás. Día y noche. Alegría y pánico. Pero conectados, créase o no. Al menos unilateralmente. Acá y allá, un mismo lugar.
(...)
Me había quedado despierto hasta muy tarde. Tenía ganas de leer. Pero cuando me ganó el cansancio, cerré los ojos y me dormí. Y no dormí mucho. Porque cuando todavía no había salido el sol, sonó la sirena. Qué feo que es despertarte así, sobresaltado, sin entender qué pasa. Hacía mucho que no sonaba y confieso que me dio mucho miedo. Quedaba poco tiempo. No llegué a agarrar muchas cosas; no tuve más opción que salir corriendo. Los noticieros decían que teníamos que buscar refugio en algún lugar elevado. Las olas se acercaban a Hawai.
“A las 17.05 llega una ola a Hawai” anunció alguien en casa. Y sí, al prender el televisor vimos eso. Más imágenes del desastre en Chile. Más caos y horror y números y pronósticos. Y alertas por doquier. Y títulos del tipo “Hawai se prepara” con música escalofriante de fondo. Y nosotros seguíamos doblando las servilletas y preparando todo para festejar el cumpleaños de mi papá, mientras había gente buscando refugio, huyendo de las olas, y había gente incomunicada, preocupada por sus familiares, sin tener noticias. Nosotros seguíamos preparando todo mientras había gente muerta entre escombros.
En diez minutos llegan las olas. Dicen que van a ser ocho. Cuatro o cinco metros de altura como mínimo. No se sabe la intensidad. Ahora estamos en una montaña, mirando el mar. Veo casas cerca de la costa y me pregunto si pronto las voy a dejar de ver. Tenemos mucha comida y agua, porque no sabemos cuánto tiempo vamos a tener que quedarnos acá. Abajo está todo cerrado, no hay nadie por las calles. El mar ya retrocedió, más que nunca. Se ve como una mancha negra en la arena donde siempre suele haber mar. Las sirenas estuvieron sonando cada media hora. Me duelen los oídos. Las olas se acercan. Sólo queda esperar que lleguen.
Ya está todo preparado. Manteles y sillas y la comida en la heladera. Mientras en este momento hay muchas personas mirando el mar y sintiendo y pensando miles de cosas, yo me voy a duchar. Ellos se alejan del agua y yo voy a ella. Y la hora se acerca. Ya está todo listo. Sólo queda esperar que lleguen. Los invitados.
(...)
Pasó el tiempo. En definitiva, del lado de allá no hubo tsunami. Algunas olas se sublevaron, sí. Pero nada grave, sólo el miedo. En definitiva, del lado de acá hubo un cumpleaños más. Muchos invitados, sí. Pero nada fuera de lo común, sólo la escasez de sillas. Y ahora me quito la remera negra y me voy a dormir, agotado de tanto jugar con mis primitos. Igual hay cosas que me preocupan. El mundo me preocupa, en muchos aspectos. Y hay que tomar conciencia. Porque en definitiva acá y allá son el mismo lugar. Y espero que no sigan acercándose más de estas cosas. A ningún lado. Ni olas, ni grietas, ni vientos, ni nada. No los quiero cerca. Ni de mí ni de nadie. Ni acá ni allá.
(2010)
6 comentarios:
Muy triste...
Es horrible saber que mientras uno esta de este lado, haciendo cosas lindas, del otro lado hay gente muriéndose.
Besos.
la foto es super graciosa
es tuya?
Miqui: La foto no es mía. La encontré en internet por medio de un buscador, al igual que la mayoría de las fotos que acompañan mis posteos. Cuando sí son mías agrego la etiqueta "mis fotos". Saludos :)
:)
Me quedó una sensación fea. :/
Sos uno de mis escritores favoritos Ed. :)
jajaja
Una gran sensibilidad Edgardo. Y un gran don para comunicarlo, claro está.
Besos :)
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